martes, 26 de febrero de 2013

Carta nº6: Blancanieves, de P. Berger

Anoche tuve la ocasión (suerte/privilegio) de ver calentita bajo mi manta "Blancanieves", de Pablo Berger. He ido retrasando el visionado porque es como la tercera Blancanieves que veía este año, más "The Artist", más el horrible recuerdo de la aún más horrible "Manolete" -A. Brody, P. Cruz-, (repugnante hasta decir basta), hasta ayer...

Blancanieves (así sin más, sin Leyendas de no se qué, ni historias raras) es una maravillosa película en la que una no echa de menos ni los diálogos, ni el color ni nada de nada, es plena y completa tal y como está hecha; la luz, la música y las actrices expresan suficientemente, sin que sea necesario añadir nada más. Está en su propia naturaleza ser como está hecha, ni le falta ni le sobra nada.
El cuento original sigue estando ahí, no lo perdemos de vista en ningún momento, no nos defrauda. La historia es la de siempre, y sin embargo, es otra. Muchas veces he leído que esta película ha tenido la mala suerte de nacer en una época donde ya se habían producido otras dos "Blancanieves" y otra película en blanco y negro ¡y muda! que encima había arrasado, pero yo creo que la obra de Berger no puede verse perjudicada por las comparaciones, juega en otra liga, no tiene (a Dios gracias) nada que ver que esas otras Blancanieves, al estilo Jacky Chan.


 No hace falta decir que la película me ha encantado, que me alegro de que haya sido nuestra candidata para los Oscar de este año -aunque su viaje haya sido corto, a mí los Oscar no me causan ninguna emoción- y de que se sigan haciendo cosas diferentes, lo cual se agradece y mucho. Para los que no la hayáis visto y tengáis ganas de que os cuenten un cuento, un cuento auténtico, un cuento triste; estáis de suerte.



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